Venir de donde asustan. La obra de Horacio Castellanos Moya
Por Pedro Romero Irula
Uno es salvadoreño, creo yo, de la misma manera en que uno puede ser astigmático o diabético o bizco: no queda de otra más que rechinar los dientes y agitar el dedo medio al cielo por la broma pesada de haber nacido en un país tan aberrante como El Salvador.